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Virgen de la Candelaria…

Rodrigo Ramírez Pérez, rorro@rinconguapo.com

El cielo se puso gris profundo de un momento a otro… El pueblo alterado pasó de inmediato al temor… Algunos pensaron, es el final…

Esta historia me la contó mi mamá cuando estaba niño, luego me la repitió muchas veces, entonces aclaraba, que ese relato de la oratoria tradicional se lo había contado su abuela, quién sí fue testigo del hecho.

Sucedió en Magangué, Bolívar, una población ribereña del Río Magdalena, el afluente más importante de Colombia. Nunca le pregunté a mi madre cuál fue la fecha del suceso, ella solo decía: “A Magangué había llegado un nuevo cura, que quiso ser contrario a las tradiciones patronales de esa población.” Así iniciaba su relato, casi siempre para las fechas en que se celebran las novenas de las fiestas de la Virgen de la Candelaria.

El religioso había dicho que la procesión de la Virgen de la Candelaria no iba a salir el 02 de febrero, como es tradicional sino otro día. El solo anuncio alarmó a toda la población, pues el nuevo cura se había metido con la fe y tradición ancestral de los habitantes de Magangué y sus pueblos vecinos…

Toda la población comenzó a repudiar al párroco recién llegado que por terquedad quería desvirtuar una convicción y las tracciones patronales de la Virgen Morena, que todos los 02 de febrero la sacaban de la iglesia para recorrer las calles principales y rivereñas con una nutrida procesión de los devotos, que era nada más, todos los habitantes del Magangué.

Al fin, llegó el 02 de febrero y centenares de pobladores se había postrado en las afuera del templo para exigir al cura que abriera las puertas e iniciar la procesión con la Virgen de la Candelaria. Pese a las arengas el religioso neciamente se oponía a la voluntad de los devotos.

De repente, el cielo veranero se transformó a un gris profundo…  todos cambiaron de ánimo, la escena del miedo entró en los corazones de los habitantes, quienes se arrodillaron y rezaron en plegarias para evitar una tragedia. De pronto un estrepitoso trueno se sintió.

Cuenta mi madre que los gritos y el pánico reinó por unos minutos… la estampida humana se negaba a mirar al cielo, quizás porque presumía que una bola de fuego venía descendiendo y caería sobre Magangué…

Después del gran trueno, los habitantes comenzaron a ver que todo se aclaraba, fue cuando tuvieron el coraje de mirar al cielo. Entonces se observaba, otra vez, un firmamento soleado y veranero, solo con la diferencia que había unas letras que rezaban: VIVA LA VIRGEN DE LA CANDELARIA…  

El mensaje fue claro y salió la procesión, y nunca más, se supo del religioso contradictor… Hasta hoy, el 02 de febrero es inamovible para la Virgen Morena…  

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