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Piden controles que eviten accidentes

Los habitantes de las manzanas 47 y 50, a orillas de la Calle de La Lengua, viven en ascuas con tanta gente atropellada y vehículos chocando contra las casas

Un llamado urgente a las autoridades del tránsito distrital hicieron los habitantes del barrio Los Calamares, con el fin de evitar que se sigan presentando más accidentes vehiculares con personas lesionadas.

La queja la esbozaron, específicamente, los residentes entre las manzanas 47 y 50, de la tercera etapa, lugar donde se encuentran tres calles: una proveniente de la urbanización El Country, la Calle de la Lengua y la principal que cruza por la Iglesia San Enrique.

Dicen los afectados que esta confluencia de vías cuenta con pocas señales de tránsito, lo que ha permitido que se repitan los percances de motos contra motos, carros contra buses y motos contra camiones, etc.

Precisamente, en ese cruce suelen presentarse enormes trancones debido a la circulación de los busetones del Transcaribe y de camiones proveedores de los múltiples negocios del sector, ya que las tres vías son de doble sentido, por lo cual son utilizadas con mucha frecuencia por los conductores que buscan cortar camino para llegar al centro comercial Los Ejecutivos; o, en su defecto, hacia la transversal 54 o el corredor de carga, a la altura de los barrios Las Delicias, Almirante Colón, Los Caracoles, Buenos Aires, Nuevo Bosque o El Bosque.

Los más preocupados son los habitantes de la manzana 50, puesto que sus viviendas están a orillas del nudo vehicular y frente a la vía principal de la iglesia San Enrique, lo que les infunde el temor de que algún vehículo colisione con sus terrazas.

“De hecho —dijo Tomás Miranda Hernández, uno de los afectados—, hace unas semanas dos jóvenes en moto se estrellaron contra mi negocio, tumbaron la reja de hierro y milagrosamente los detuvo una escalera de caracol que comunica las dos plantas”.

Miranda Hernández, en cuya vivienda funciona un restaurante, añadió que “afortunadamente el accidente fue en la madrugada. No quiero imaginarme lo que hubiera pasado, de haber sucedido en el medio día, cuando la terraza está llena de comensales”.

Otros vecinos, quienes pidieron las reservas de sus nombres, comentaron que los accidentes se presentan casi siempre en las horas pico.

“A las 7 de la mañana —explicaron— se arma un trancón terrible, que se viene disipando como las 9. Al mediodía se arma otro; y en la tarde, como de 5 en adelante, se forma el más grande de todos. A uno le da miedo cruzar, porque vienen carros de todos lados y a toda velocidad, ya que no ven ninguna señal efectiva que los controle. Pero también ocurren en la madrugada, especialmente los fines de semana, porque cada cual maneja como le da la gana; y peor si hay licor de por medio”.

Relataron que hace dos años recibieron la visita de una comisión del Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte del Distrito (DATT), a cuyos funcionarios les explicaron, con pelos y señales, la situación en comento, pero hasta el momento la situación no se ha modificado.

Por su parte, Juan Carlos Mendoza, uno de los líderes comunales de Los Calamares, manifestó que la solución está en controlar el tráfico en la vía que comunica a El Country con Los Calamares.

“Eso —detalló—, porque los vehículos que vienen por la vía de la iglesia San Enrique; al igual que los que vienen subiendo por la Calle de La Lengua, son los que tienen la preferencia. Es decir, los accidentes se producen, porque quienes vienen de El Country se pasan de largo sin hacer escuadra y terminan chocando con algún vehículo o atropellando a algún peatón”. El activista cívico informó que, hace varios años, se logró poner un pare en la vía principal y otro en la vía de El Country, “pero lo que se requiere ahora mismo es que el DATT instale unos reductores en la vía de El Country y refuerce la cebra y los reductores que están en la entrada principal de la iglesia, cuyo deterioro es más que evidente”.

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